Las espigas —también conocidas como espiguillas o aristas de gramíneas— son estructuras vegetales secas que se adhieren con facilidad al pelaje de los perros y pueden penetrar en la piel, oídos, fosas nasales e incluso ojos. Aunque parecen inofensivas, pueden causar lesiones dolorosas, infecciones y complicaciones serias si no se detectan a tiempo. Conocer los signos clínicos y el tratamiento adecuado es fundamental para garantizar el bienestar del animal, especialmente durante los meses cálidos, cuando estas semillas se encuentran en mayor cantidad.

¿Qué son las espigas y por qué son peligrosas?

Las espigas son semillas secas con forma de lanza, provistas de pequeñas barbas que les permiten avanzar hacia adelante sin retroceder. Este mecanismo las vuelve especialmente peligrosas para los perros, ya que pueden introducirse en cavidades corporales o debajo de la piel y desplazarse progresivamente.

Zonas del cuerpo más afectadas

Las espigas suelen alojarse en:

  • Oídos
  • Narinas
  • Párpados
  • Espacios interdigitales
  • Axilas e ingles
  • Pelaje largo o denso

Su diseño permite que avancen con el movimiento del animal, generando irritación, dolor e infección.

Signos clínicos según la zona afectada

Los síntomas varían según el sitio de penetración de la espiga. Reconocerlos tempranamente evita complicaciones mayores.

Espigas en los oídos

Los oídos son uno de los lugares más frecuentes. Los signos incluyen:

  • Sacudidas constantes de la cabeza
  • Rascado intenso de una oreja
  • Llanto o quejidos al tocar la zona
  • Cabeza inclinada hacia el lado afectado

Si la espiga avanza hacia el canal auditivo interno, puede provocar otitis aguda e incluso perforación del tímpano.

Espigas en nariz y vías respiratorias

Cuando ingresan por la nariz, pueden causar:

  • Estornudos repetidos
  • Secreción nasal unilateral
  • Sangrado leve
  • Intentos del perro de frotarse la nariz contra el suelo

En casos graves, la espiga puede migrar hacia la garganta o los pulmones.

Espigas en ojos y párpados

Los signos suelen aparecer de inmediato:

  • Lagrimeo excesivo
  • Parpadeo constante
  • Enrojecimiento
  • Inflamación del párpado
  • Molestia al abrir el ojo

Una espiga no tratada puede derivar en úlceras corneales.

Espigas en piel y espacios interdigitales

Las espigas pueden penetrar la piel y generar trayectos fistulosos. Los signos comunes son:

  • Bultos o abscesos dolorosos
  • Cojera repentina
  • Lamido compulsivo de una pata
  • Inflamación interdigital

En estos casos, suelen formarse túneles bajo la piel que requieren intervención profesional.

Diagnóstico y retirada de la espiga

El diagnóstico debe hacerlo un veterinario, ya que muchas veces la espiga no es visible externamente.

Evaluación profesional

El veterinario puede utilizar:

  • Otoscopio para oídos
  • Rinoscopio para fosas nasales
  • Fluoresceína para evaluar daños en la córnea
  • Ecografía o radiografía en casos de migración interna

Intentar retirar una espiga en casa puede empeorar la lesión o empujarla más profundamente.

Extracción segura

Según el área, se puede requerir:

  • Pinzas de extracción
  • Lavado auricular o nasal
  • Sedación ligera o anestesia general para casos dolorosos o profundos

La retirada temprana evita infecciones y reduce la necesidad de tratamientos más intensivos.

Tratamiento posterior y cuidados en casa

Una vez extraída la espiga, el veterinario indicará tratamiento para aliviar molestias y prevenir infecciones.

Medicamentos habituales

  • Antibióticos (en caso de infección o riesgo de ella)
  • Antiinflamatorios o analgésicos
  • Limpieza ocular o auricular específica
  • Pomadas o colirios si hay lesiones oculares

Seguimiento

El tutor debe vigilar al perro durante los días posteriores para confirmar que:

  • no hay secreciones anormales
  • no reaparece la inflamación
  • el animal no retoma el lamido o rascado excesivo

Prevención: la mejor herramienta

La prevención es fundamental durante la época en que aparecen estas semillas.

Medidas recomendadas

  • Revisar el pelaje después de paseos
  • Mantener el pelo interdigital recortado
  • Evitar zonas con hierbas secas
  • Usar peines de púas metálicas en perros de pelaje largo
  • Revisar oídos y ojos con frecuencia

Estas acciones reducen significativamente el riesgo de lesiones.

Las espigas representan un riesgo común pero serio para los perros, especialmente durante la primavera y el verano. Detectar los signos clínicos, acudir rápidamente al veterinario y aplicar un tratamiento adecuado son claves para evitar complicaciones. Con una buena prevención y revisiones regulares, es posible proteger a los perros de estas dolorosas semillas y mantener su salud en óptimas condiciones.

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