La displasia de cadera en los caninos, al contrario de lo que muchos suelen creer, es un trastorno de tipo hereditario que aparece con predominancia en animales de razas grandes o gigantes. Cuando un animal sufre de displasia de cadera lo que sucede es que se produce un mal desarrollo de la articulación de fémur con la cadera lo que genera, además de dolor y molestias, dificultades en la movilidad y puede incluso llegar a dejar inválidos a los perros que la padecen. En el artículo de hoy hablaremos un poco más acerca de esta dolencia tan frecuente en animales grandes y cuáles suelen ser sus tratamientos.
Los perros y la displasia de cadera
Como mencionamos al comenzar el artículo la displasia de cadera es sumamente común en perros de razas grandes o gigantes y se trata de una enfermedad hereditaria que afecta a la formación de la articulación entre el fémur y la cadera del animal. Si bien es una enfermedad con una enorme carga hereditaria existen otros factores que influyen en su desarrollo y aparición que son puramente ambientales y relacionadas a cuestiones de hábitos y forma de vida del perro. Por ejemplo el exceso de actividad física, las dietas hipocalóricas o el sobrepeso son factores que hacen que las posibilidades de que se produzca una displasia aumenten considerablemente.
¿Cómo se detecta una displasia de cadera en perros? Por lo general se suele ver una disminución de la actividad física y de los desplazamientos en general del animal además de mostrar dolor en sus articulaciones. Por otro lado también suele evidenciarse este tipo de problemáticas a través de cojeras que se vuelven cada vez más evidentes a medida que avanza la enfermedad.
Los tratamientos frecuentes para la displasia de cadera canina
Lo primero que debemos tener en cuenta con respecto a esta enfermedad que afecta a un número considerable de perros es que la detección precoz es sumamente fundamental para poder hacer algo al respecto cuanto antes y procurar una mejora en la calidad de vida de nuestra mascota. Realizar controles periódicos con el veterinario, sobre todo si el animal posee algunos de los factores de riesgo, es imprescindible.
Los caminos para el tratamiento de una displasia de cadera suelen ser dos: por un lado el tratamiento médico que se enfoca más que nada en hacer que los animales con sobrepeso reduzcan su kilaje y brindar tratamientos antiinflamatorios para reducir el dolor localizado o bien tratamientos de tipos quirúrgicos pudiéndose optar por una pectinectomia o una osteotomía triple de cadera dependiendo del caso en particular.