La enfermedad canina estacional es algo frecuente pero complejo de comprender, incluso para quienes se encuentran dentro de la medicina veterinaria. Lamentablemente, si esta pasa desapercibida y no se trata, puede ser fatal para el animal. Esta enfermedad es más frecuente de agosto a noviembre y el suelo húmedo y frondoso del otoño es un caldo de cultivo ideal para este tipo de contagios.

¿Qué se sabe de la enfermedad canina estacional?

La investigación ha demostrado que hay algunos puntos comunes en los casos reportados, como los ácaros de la cosecha se encuentran entre los denominadores más comunes y, como resultado de esta tendencia, las asociaciones y especialistas recomiendan que todos los dueños de perros se aseguren de que sus perros estén actualizados en sus tratamientos de prevención de parásitos a finales de julio. La investigación también ha descubierto que los perros que viven más cerca de sitios conocidos de infección pueden desarrollar una resistencia a esta enfermedad.

La evidencia también sugiere que no se puede transmitir de un perro a otro, aunque todavía se está investigando las causas de esta enfermedad, por lo que se insta a los dueños de perros a ser conscientes del peligro que representa la enfermedad para sus mascotas y tener algunas precauciones, así como visitas periódicas al veterinario.

¿Cuáles son los síntomas de la enfermedad canina estacional?

Los síntomas suelen presentarse entre 1 y 3 días después de haber dado algún paseo por alguna zona de riesgo. Se debe estar atento a lo siguiente y llevar al perro al veterinario de inmediato si se presentan uno o más de estos sintomas.

  • Vómitos
  • Diarrea
  • Pérdida de apetito
  • Letargo
  • Dolor abdominal
  • Fiebre
  • Temblores musculares
  • Ocasionalmente, erupción en las piernas y la parte inferior del cuerpo

¿Cómo se trata la enfermedad canina estacional?

La enfermedad canina estacional puede ser difícil de diagnosticar, ya que los síntomas son similares a los de muchas otras enfermedades caninas. No existe una prueba específica para la enfermedad, por lo que lo más probable es que el tratamiento se dirija a cada síntoma, por ejemplo, la fluidoterapia intravenosa para la deshidratación y los medicamentos contra las náuseas para los vómitos.

Si se detecta de forma temprana, se puede curar con un ciclo de antibióticos, pero si no se trata, la LME puede causar que la salud de un perro se deteriore rápidamente y potencialmente puede resultar en la muerte. Si está bajo el cuidado de un veterinario tan pronto como se presenten los síntomas, un perro podría recuperarse dentro de los 10 días de tratamiento intensivo.

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